"Los cambios bruscos de temperatura, que se traducen en la alternancia de episodios de frío y calor, así como el aumento medio de la temperatura, favorecen las épocas de sequía, que, a su vez, son más proclives a producir alergias", explica Llovet. «El agua se lleva los alérgenos y los deposita en el suelo. En las épocas de sequía el polen se concentra más en el aire". Por su parte, los altos niveles de polución de las grandes ciudades y la contaminación de los motores diésel provoca que "las partículas se mantengan más en el aire", por lo que también "aumenta la concentración de polen".
Las alergias oculares se definen como un "proceso inflamatorio del ojo que está relacionado con la presencia de alérgenos; es decir, elementos que están en el ambiente o en otros materiales que cuando entran en contacto con el ojo provocan inflamación, escozor y picor", explica Llovet.
Normalmente, suelen ser procesos pasajeros, ya que se producen "por exposición" y pueden ser alergias estacionales, que como el caso de la alergia al polen se mantienen durante la primavera, o alergias por contacto con el elemento alérgeno en cuestión como, por ejemplo, la alergia al polvo. Su tratamiento sintomático se basa en el empleo de colirios antiinflamatorios y antihistamínicos, pero como destaca Llovet, es necesario "anticiparse" a su aparición para llevar a cabo una prevención activa basada en el empleo de vacunas. "Es importante que la persona que sufre alergias oculares acude al oftalmólogo y al alergólogo para que, ambos especialistas, pongan en marcha un estudio que permita prevenir este tipo de reacciones ante los alergenos mediante el empleo de vacunas", insiste el oftalmólogo.
Fuente: http://www.abc.es/20110425/sociedad/abci-alergias-oculares-ciudad-201104251032.html
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