martes, 23 de noviembre de 2010

La edad de una persona a partir de una gota de sangre

Huellas dactilares, ADN, pelos, motas de polvo, insectos, polen... pero algo aparentemente tan sencillo como saber la edad de una persona a través de una pequeña muestra de sangre no era posible hasta ahora. Un grupo de investigadores holandeses parece haber dado con la clave.
"Los perfiles de ADN convencionales sólo pueden indentificar a personas que ya estén fichadas por los cuerpos de investigación porque la estrategia es comparativa", explica uno de los científicos. "Por lo tanto, todos los laboratorios forenses se enfrentan a casos en los que el perfil de ADN obtenido no coincide con ninguno de los sospechosos, ni con nadie de las bases de datos criminales, y esos casos son difíciles de resolver".
Por eso, desde hace años se trabaja en la elaboración de pruebas que permitan averiguar con cierta seguridad algunos rasgos físicos de la persona a la que pertenece una muestra. La edad es una de las características que más pueden ayudar en la búsqueda pero los diversos intentos de estimarla científicamente a partir de ADN mitocondrial o la longitud de los telómeros no han sido fructíferos. El equipo de investigadores holandeses señalan a los linfocitos T como un buen indicador.
Estos glóbulos blancos que se encargan de la defensa de nuestro organismo atacan a los microoroganismos a través de unos receptores especiales. Estos receptores se fabrican mediante un proceso que deja unos desechos llamados TRECs que circulan libremente en la sangre. Estos pequeños fragmentos circulantes de ADN van disminuyendo de forma constante con el paso del tiempo. Este fenómeno biológico se puede usar para estimar la edad de un individuo con precisión y certeza. Un grupo de científicos fue capaz de saber la edad de 195 sujetos (desde bebés hasta adultos de 80 años) con un margen de error de nueve años.
Además de ser útil para calcular la edad de criminales desconocidos que han dejado una pequeña muestra de sangre en la escena del crimen, se podría aplicar en grandes desastres para ayudar a identificar a las víctimas o en zoología. El inconveniente es que sólo se puede usar con la sangre y no con otras muestras biológicas como la saliva.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/11/23/biociencia/1290500480.html

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