lunes, 31 de enero de 2011

Oídos que pitan día y noche

Los acúfenos o 'tinnitus' son pitidos o zumbidos que se escuchan pero no provienen de un sonido real, sino de factores neurológicos que los expertos aún no acaban de comprender. Para los pacientes que los experimentan de manera constante puede convertirse en un problema grave.
Ahora, un equipo de investigadores estadounidenses acaba de lograr, por primera vez, curar esta dolencia en ratas de laboratorio a las que antes se les habían provocado acúfenos con estimulación nerviosa.
El estudio, publicado en la revista 'Nature, es aún un paso muy preliminar pero también una esperanza para comprender esta dolencia. Los científicos partieron de las hipótesis de que el 'tinnitus' se debe a un problema neuronal, localizado en la zona del cerebro que se dedica a procesar los sonidos. Cuando empieza a perderse oído, se producen cambios en las señales auditivas que se envían cerebro y la corteza cerebral puede comenzar a dedicar demasiadas neuronas a unas misma frecuencia, lo cual generaría el problema.
Cuando no hay ruido externo que amortigüe el 'tinnitus', es todavía peor, ya que lo único que percibe el paciente es el efecto de sus propias neuronas activándose en exceso y provocando una falsa sensación de escuchar una determinada frecuencua acústica. Normalmente, ésta es un pitido agudo pero también puede ser un zumbido, ronquido o cliqueo, en un solo oído o en los dos.
Lo que han hecho los investigadores es reentrenar en las ratas la parte del cerebro que interpreta el sonido para que las neuronas causantes del problema vuelvan a su estado original. Para ello, estimularon con electrodos el nervio vago en la nuca de los roedores mientras los sometían a un tono auditivo en una misma frecuencia. Al cabo de varios días, lograron que más y más neuronas se especializaran en es timbre, creando un acúfeno.
Para librar de él a los roedores, se les sometió a idéntico proceso pero estimulando el resto de frecuencias, excepto la que había provocado el problema. De este modo, las neuronas volvieron a repartirse con normalidad las distintas frecuencias auditivas y el acúfeno cesó, a juzgar por la conducta de los animales.
Los pacientes de acúfenos no suelen seguir ningún tratamiento y coinciden en que puede ser una experiencia exasperante. "Leí casos de gente que se sometía a tratamientos de lo más experimentales, exóticos e incluso a intervenciones donde seccionan el nervio auditivo", comenta uno de los afectados. "Nunca me prestaría a nada de eso. Hace ya mucho tiempo que aprendí a escuchar música con los acúfenos, se puede. Los pitidos siguen ahí y estorban como siempre; es un ejercicio para desviar la atención"

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