Las penurias económicas del proyecto Galileo

Reproducción de la red de satélites Galileo

• El proyecto constará de un conjunto de 30 satélites.
• Se trata de un sistema de navega-

ción por satélite propio para Europa.

• Su presupuesto ha pasado de los 2.200 millones iniciales a 4.000

El sistema de navegación europeo (proyecto Galileo) aplaza su lanzamiento hasta 2017. Parece ser que el proyecto no ha sido víctima de la crisis, sino de un colapso cooperativo, es decir, el número de países que participan supera al de satélites que se pondrán en órbita. De esta forma, las discusiones sobre sedes y reparto de tareas tienen a infinito por lo que el proyecto se ha encarecido mucho más de lo previsto y supera ya los 4.000 millones de euros. La propuesta alemana para desbloquear Galileo es que los países que más pagan (Alemania, Francia e Italia) sean los que tengan más poder de decisión sin necesidad de que todos los contribuyentes, entre ellas una docena de empresas españolas, tengan voz y voto sobre todos los aspectos del proyecto.

La idea de un sistema de navegación propio para Europa surgió como respuesta a las restricciones impuestas por el sistema GPS actual (Estados Unidos), cuya precisión estaba diferenciada según el usuario. Esto quedó de manifiesto durante la Guerra del Golfo, cuando los gobiernos europeos vivieron un momento de dependencia informativa y militar de los satélites estadounidenses. Europa propuso edificar la red de satélites más avanzada del mundo que también serviría como sistema de comunicaciones. La cuestión es que Estados Unidos y China se encuentran trabajando en varios proyectos que supondrán una dura competencia para Galileo.

Si el proyecto finalmente consigue salir adelante, Galileo constará de 30 satélites girando en tres órbitas alrededor de la Tierra a una distancia de 24.000 kilómetros aunque por hoy, igual que cuando Galileo Galilei pronunció su afirmación, el desarrollo de la ciencia sigue suspeditado en gran medida a la voluntad de los poderes adminisrativos que la financian.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/08/ciencia/1286532374.html